El vídeo que marcó una generación

Descripción de la publicación.

Iñigo Morete

2/24/20253 min read

Es domingo 23 de febrero, y escribo estas líneas mientras preparo la maleta para volver a Madrid. Agradecido de haber estado esta semana en casa.

https://www.youtube.com/watch?v=CfEOwQnd-OM&t=1s

Había algo profundamente increíble en aquel video que marcó a toda una generación. Se subió en 2013, y sigue teniendo miles de visitas al día.

"El Camino del Éxito", con este titular tan sencillo, nos llegó a millones de jóvenes en un momento de nuestras vidas en el que las certezas ya no lo eran tanto y las dudas parecían más grandes cada vez.

Fue como una luz en medio de la niebla, una brújula que indicaba que el verdadero éxito no residía en lo que se veía, sino en lo que no se veía: en el proceso, en las decisiones, en la pasión.

Lo cierto es que, por más que la sociedad quiera convencernos de lo contrario, el éxito no es cuestión de estatus ni de dinero. El video lo dejó claro desde el principio: "La verdadera pasión está en lo que te hace levantarte cada mañana, sin que nadie te lo pida, sin que el reloj marque la hora". En un mundo que valora más las etiquetas que las huellas, ese mensaje fue un bálsamo para quienes nos veíamos atrapados en la rueda de un sistema que solo premia lo visible.

Este vídeo es como ese libro al que siempre vuelves. A esos recuerdos a los que acudes cuando crees que nada tiene sentido. Esos lugares y abrazos que siempre transmiten la misma paz.

Y es que el éxito, como nos mostró ese video, no es un destino. Es un camino largo y tortuoso, con obstáculos que parecen, por momentos, insuperabls. ¿Acaso no es el esfuerzo, la dedicación, la constante lucha contra las dudas y el miedo, lo que forja el carácter? Lo que nos convierte en quienes realmente somos, más allá de los títulos en papel que se moja o las cuentas bancarias llenas de nueves, pero también de ceros.

"Coloca un ladrillo hoy, coloca otro mañana. Y al final, la pared estará construida". Esa metáfora, tan simple y tan efectiva, hablaba de algo vital: el valor está en el proceso. Cada paso, cada decisión, cada día que perseveramos, va formando una estructura sólida que no depende de la prisa ni del resultado, sino de la paciencia y la constancia.

Para muchos, el video fue el empujón necesario para abandonar los sueños no-correspondiendos y empezar a construir los propios. Aprendimos que la creatividad no es un lujo, sino una necesidad. Y que las ideas, esas que parecen vagar en la mente sin rumbo, pueden ser la chispa que lo encienda todo.

A nivel personal, yo mismo he experimentado esa transformación. Ese video, más allá de ser un referente generacional, fue un punto de inflexión. Me enseñó que si bien el éxito tiene mil caras, hay una que siempre prevalecerá: la de ser fiel a uno mismo. A irse a la cama con la conciencia tranquila. Y si hay algo que debo agradecerle a aquel mensaje, es el recordarme constantemente que, al final, todo se trata de seguir construyendo, ladrillo a ladrillo, el presente que uno desea.

No importa cuán lejos te sientas ahora, lo único que realmente importa es lo que hagas hoy para acercarte a ese sueño.

Como le decía a una gran amiga hace apenas unas semanas, y que me sirvió como inspiración para este post: "Al Iñigo de 15 años le diría que estuviese tranquilo, porque el Iñigo de 25 estaría muy orgulloso de él".